Lo que comemos cada día se refleje directamente en el aspecto de la piel
Un estudio publicado hace poco en la revista Journal of Lipids desvelaba que si consumimos ácido eicosapentaenoico (EPA), presente en pescados como el salmón o las sardinas, nuestra piel se mantiene más lisa porque almacena más colágeno, la proteína estructural más importante de la dermis y la epidermis.
Si, además, lo acompañamos con una taza de té blanco podemos retrasar la formación de arrugas y, de paso, reducir el riesgo de padecer artritis reumatoide, tal y como demostraba una reciente investigación de la Universidad de Kingston (Reino Unido). Esto se debe a que el té blanco bloquea ciertas enzimas que rompen la elastina y el colágeno que mantienen la piel tersa.
En cuanto a las fresas, contienen ácido elágico en cantidades suficientes para ayudarnos a combatir la sequedad de la piel y mantenerla hidratada.