El café es un producto que proviene de los frutos y semillas del cafeto y contiene una sustancia estimulante llamada cafeína, que durante las últimas décadas ha sido cuestionada desde diferentes ámbitos de la salud.
Sus propiedades estimulantes sobre el sistema nervioso central le han hecho ganar un gran número de adeptos y, por mucho tiempo, su excesivo consumo puso en alerta al sector sanitario mundial por su relación con algunas enfermedades estomacales.
Sin embargo, el café contiene más de mil sustancias químicas diferentes, algunas de las cuales pueden ser muy interesantes para la salud humana como los minerales (magnesio y potasio), las vitaminas (B2 y B3), la cafeína (estimulante del sistema nerviosa central) y antioxidantes, capaces de neutralizar radicales libres y prevenir el envejecimiento celular y algunas enfermedades degenerativas.
Un grupo de científicos universitarios de Nápoles, en Italia, llevaron adelante un estudio en el que investigaron acerca de los beneficios que un consumo moderado de café de buena calidad podría traer a los individuos. El informe reveló que en ciertas ocasiones, la relación entre la ingesta de este producto y el tratamiento de determinadas patologías encontraba patrones positivos para los pacientes.
La investigación daba cuenta de la buena incidencia que esta infusión podía tener sobre algunos tratamientos para ciertos tipos de cáncer, como por ejemplo el de colon, para la cirrosis, el mal de Parkinson, la diabetes tipo 2, el alzheimer y las enfermedades hepáticas, ya que elevaba los niveles de dopamina en el cerebro y reducía el cansancio. Antiguamente, médicos árabes habían encontrado virtudes en esta bebida y ya eran conocidos sus efectos tonificadores sobre los músculos.
En conclusión, con el avance de los estudios científicos sobre nutrición y alimentos se ha descubierto que el café en proporciones adecuadas, no sólo puede mejorar el estado de salud sino que además tiene efectos preventivos para cierto tipo de patologías.
