La realidad es que no hay muchas bodas en invierno. Es una complicación para la novia y para los invitados pues cuando uno piensa en vestidos de novia y de fiesta… pues se imagina satén, seda, tul y escotes y nada de mangas largas o abrigos, ¿no es cierto? Una de mis hermanas se casó en invierno y fue una ordalía. ¡Hacía tanto frío y todos lucíamos tan blancos y fantasmales! Pero es cierto que a veces no hay alternativas así que si te tienes que casar en invierno sí o sí, ¿qué debes tener en cuenta? Bueno, en principio lo ideal es elegir un salón que transmita un poco la temperatura y no estoy hablando de que allí haga frío. Se me ocurre una vieja residencia, mansión o castillo si acaso tenéis uno cerca.
Con hogar a leña, muchísimo mejor. También puede ser un club privado y si vivís en un sitio donde nieva lo mejor es que tenga ventanas amplias para que se puedan ver los copos cayendo. Caso contrario, es bastante triste ver un paisaje invernal, gris, frío y lúgubre. La temperatura es un dato importante porque tu vestido y el de muchas de tus invitadas tal vez no sea invernal, así que hay que asegurarse que el templo, la iglesia y el salón estén bien climatizados.
A la hora del menú, por otra parte, si bien siempre se come lo mismo sería estupendo agregar algún plato típico de invierno como un guiso o una sopa, beber café o chocolate caliente en la recepción o un poco de vino caliente, y finalmente un pastel de bodas íntegramente blanco al mejor estilo Navidad tampoco estaría mal. ¿Las flores? El invierno permite flores blancas con adornos plateados, rosas, lilas, violetas o flores rojas con mucho verde. En este punto hay que ver las flores de estación y elegirlas con cuidado. Y por último, en materia de decoración invernal lo mejor es colocar en las mesas velas y lograr así una iluminación tenue y cálida. Ahora que lo pienso unos bowls con agua, pétalos y velitas flotando tampoco es mala idea.