Aceite de oliva y moras para los labios


Retomo el viaje a la sierra, del que alguna vez os hablé. Una sola mañana cundió para tanto en esto de la belleza, es verdad. Ya sabéis que me encantan los productos naturales, y más si son comprados en pleno campo rural. En la misma tiendecita donde compré la mejor crema de manos del mundo mundial, topé con unos pequeños tarros de vaselina hecha con aceite de oliva que tenían unos colores preciosérrimos según la fruta con la que estaban combinada. 

Sin dudar, elegí el de moras. Simone y yo habíamos recogido algunas moras la mañana anterior; aprendí a meterme entre zarzas y cada vez que veía moras durante el viaje me volvía loca. Fruto de esta obsesión no dudé en saber qué bálsamo iba a ser el mío. Se trata de un tarro pequeño que llevo siempre en el bolso junto con la crema de manos Benamiel. Es un bálsamo muy hidratante y agradable, porque no es nada pegajoso y tiene un dulce y ligero sabor a moras, ya que está hecho naturalmente con esta fruto (se pueden ver agunas pepitas en el tarro). 

 Hasta el momento, lo vengo utilizando a diario y me ha hecho reemplazar un cacao de barra que considero bastante bueno. Creo que es más bien el olor ligero y el hecho de que sea natural que otra cosa, pues aunque funciona bien puedo decir que la barra es mucho mejor (ya os hablaré de ella). No sé si os pasa, pero cuado descubro algo mucho menos químico, lo prefiero mil veces a lo mejor que pueda encontrar. ¿Y vosotr@s?