La granada es una de las frutas más completas que podemos incorporar en nuestra dieta diaria. Originaria de Oriente, nació entre Irán y las montañas del Himalaya en la India, y cuenta con un importante papel en la mitología y la cultura tradicional como símbolo de salud y buena vida.
Y ese concepto ha llegado hasta nuestros días, cuando gracias a los estudios científicos hemos podido certificar los numerosos beneficios que este alimento proporciona a nuestro organismo.
Veamos algunos de ellos:
• Gran valor nutricional: es muy alta en potasio y fibra, así como rica en fósforo, pectina, hierro, cobre, tanino, cinc, calcio, ácido fólico y magnesio. Contiene una elevada cantidad de vitaminas E, C, B1, B2, B3 y B9.
• Ayuda a aliviar dolores estomacales: facilita la digestión, por lo que es ideal para personas con problemas gastrointestinales o hernia de hiato. Además, posee propiedades antibacterianas y antivirales.
• Mejora el funcionamiento de los riñones: gracias a su alto contenido en agua, por lo que también es conveniente incluir esta fruta en la dieta de aquellas personas que quieren perder peso, pues tiene muy pocas calorías.
• Previene el cáncer de mama: inhibe la aromatasa, enzima que convierte los andrógenos en estrógenos, por lo que contribuye a frenar esta enfermedad. También contiene estrona, un estrógeno natural producido por el propio organismo, mejorando así los síntomas menopáusicos y de la osteoporosis.
• Fortalece el corazón: ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, ya que aumenta los niveles de oxígeno en el corazón, el flujo sanguíneo y reduce la presión arterial.
• Propiedades antioxidantes: contiene incluso más valor antioxidante que el té verde, por lo que frena el daño causado por los radicales libres.
• Beneficios para la piel: aunque no bloquea las radiaciones UV, la gran cantidad de polifenoles presentes en la granada ayudan a evitar los cambios procancerosos en las células. También previene el agrietamiento y envejecimiento de la piel.