La paleodieta o vuelta a la alimentación del paleolítico es lo último en dietas milagro que, como suele ocurrir en estos casos, no esta exenta de provocar importantes riesgos en la salud de aquellos que la siguen. Recomendada tanto para perder peso como para acabar con el acné, la falta de fundamentos de esta dieta la hace suponen un riesgo importante para la salud.
La base de esta dieta es la ingesta de alimentos sin elaborar. Como todas las dietas, a la hora de venderse, resulta muy atractiva; concretamente nos invita a eliminar los alimentos modernos como carbohidratos, lacteos y todo tipo de alimentos procesados.
El objetivo que persigue la paleodieta con la eliminación de estos alimentos no es más que perder peso, ganar músculo y disfrutar de una vida más larga y mejor. Las bases científicas sobre las que se sustenta son, cuando menos, inestables.
Entrando más en profundidad, esta dieta se basa en tres pilares, por un lado la alimentación se compone de tres comidas al día en la que ingeriremos vegetales sin almidón, frutas y proteinas magras.
En segundo lugar, la dieta del paleolítico anima a saltarse comidas de forma ocasional. Desde este punto de vista propone un ayuno voluntario con niveles bajos de insulina en sangre. El tercer pilar de esta dieta, el ejercicio físico, lejos de quedar aumentado se aconseja que se disminuya realizando sesiones de ejercicio más cortas pero a mucha más intensidad. Como decíamos la paleodieta o dieta del paleolítico, no solo es una dieta desequilibrada, sino que ese propio desequilibrio la hace ser una dieta peligrosa para la salud de aquellos que la siguen.
El origen de esta dieta está en un libro escrito por un supuesto experto en la dieta que seguían los hombres primitivos. Puesto que los genes humanos apenas han cambiado desde el nacimiento de la agricultura se entiende que dicha dieta es totalmente adecuada en la actualidad. Bajo este punto de vista, los seguidores de esta dieta propugnan que la mejor dieta para el ser humano es aquella que más similitudes guarde con la que seguían nuestros antepasados del paleolítico. Ante estas afirmaciones resulta obvio decir que el fundamento científico de la paleodieta no se sostiene por ningún lado.
En primer lugar se trata de una dieta desequilibrada e hiperproteica. Así se prescinden de alimentos básicos como los cereales, legumbres y lacteos con los riesgos para la salud que suponen prescindir de este tipo de alimentos en la dieta diaria.
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