Belleza asimétrica


La simetría perfecta, suele ser buscada por la sociedad. Generalmente porque te educan de esa manera, entonces por ejemplo, que tu par de cejas no sean idénticas o que tu piel tenga pecas no es factible de tolerar. Pero contrariamente, en la naturaleza, abunda la asimetría. Basta con que mires los árboles, el cielo estrellado, la forma aleatoria de las nubes…

Y cuánta belleza puedes observar. Se dice que la singularidad de tu rostro reside en su asimetría. La posición de una ceja no halla reflejo en la otra, con las aletas nasales ocurre lo mismo, con el resalte de las mejillas y con las comisuras de tus labios, que generan una boca tan irregular como armónica, por paradójico que esto te pueda parecer. 

Pues bien, pese a imperar la asimetría, se palpa la belleza de lo armónico. ¿Son conceptos antagónicos asimetría y armonía? No para el que te hizo, porque tuvo que ser un genio, un precursor, capaz de lograr en tus facciones una cosa y la contraria. Que por irregulares que puedan parecer las cosas, siempre habrá un trasfondo armónico de equilibrio. 

 Tu rostro es el vivo ejemplo que es posible escribir derecho, y qué derecho, sobre renglones torcidos. Y que no puede haber una asimetría más redonda… La belleza se encuentra en la armonía. Sin embargo, la armonía no implica necesariamente la simetría. Si bien hay estudios que afirman que perciben más bellas a las personas cuyos rostros son simétricos, el arte, ha roto esa noción de tal manera que la belleza y la asimetría son dos conceptos que perfectamente pueden ir juntos. 

 La gracia está en lo especial de cada rostro, lo que los vuelve perfectamente imperfecto, bellos en su imperfección, así como tu misma. Aprende a apreciar la belleza imperfecta del tuyo y los demás.