Cuestión de confianza


La confianza es como un témpano de hielo, puede tardar meses en formarse, incluso años, pero quebrarse en cuestión de segundos. Cuando toca gestionar un equipo de personas, la confianza resulta un factor clave. Como responsable principal del proyecto te ves en la necesidad de delegar, no puedes hacerlo todo, y para delegar necesitarás alcanzar cierto nivel de confianza en los miembros de tu equipo. 

 La delegación te permite ampliar tus limitaciones y abarcar nuevas cotas de conocimiento. Permitir que expertos en una materia te asesoren, o que los miembros del equipo te quiten trabajo de encima, pues en muchas ocasiones el árbol que tenemos delante nos impide ver el bosque, pídeles que lo talen ellos y podrás tomar mejores decisiones. Dijo una vez Steve Jobs: “No tiene sentido contratar a personas inteligentes y después decirles lo que tienen que hacer. 

Nosotros contratamos a personas inteligentes para que nos digan qué tenemos que hacer.” Pero delegar no es sólo una cuestión de confianza, es una cuestión de saber gestionar bien los recursos de los que dispones. Has de buscar la rentabilidad de las inversiones, si hay algo que otro puede hacer aunque no sea tan bien como tú pero lo suficientemente rentable, delega. En ocasiones puede suceder que tras delegar un asunto la cosa no salga bien y se pierda confianza, principalmente, en las competencias de ese colaborador. Y resulta difícil volver a confiar en esa persona. 

Lo más probable es que tú pienses: “No puedo delegarle eso porque no sabe hacerlo bien“, pero esa persona piense: “Si nunca me deja hacerlo nunca aprenderé“. El problema radica en que las cosas no siempre salen bien a la primera, como cabezas de proyecto también tenemos el deber de instruir y guiar, tras un fracaso, señalemos los puntos a rectificar y volvamos a dar otra oportunidad -en algunos casos es mejor dejar un tiempo para reflexionar y asimilar los nuevos conceptos-. Nuestra función como jefes es esa, pero a veces la solución más sencilla es otra. 

 No obstante hay que tener cierta visión, no todo el mundo está capacitado para hacer según que cosas, y hemos de ser capaces de averiguar cuáles son las limitaciones de nuestros colaboradores o cuáles son sus habilidades a día de hoy y delegar en función a eso, o prescindir si no se adecua a las necesidades de la empresa. Otro de los posibles problemas derivados de la confianza puede producirse al llegar a un proyecto con un equipo ya formado; es posible que uno o varios de los miembros de ese equipo no te inspiren confianza, ya sea porque no te consideran su jefe o porque le son más fieles al anterior o simplemente porque no le escogiste tú; es posible que esto te genere una pequeña desconfianza inconsciente que haga de multiplicador, de forma que cualquier fallo que tenga este individuo se lo tengas más en cuenta, entre otras cosas, porque su elección no fue tuya y te permite eludir un fracaso con soltura. 

 Debes recordar que la confianza no es solo algo que tengan que ganarse los miembros de tu equipo, sino que también hemos de ganarnos la de ellos. Un fracaso en este aspecto resultará en una mala dirección. Otras cosas que influyen en la confianza son los prejuicios, intereses comunes o similtud de ideas. Por ejemplo, pongamos que te encuentras en un bar con alguien del Barça y alguien del Real Madrid. ¿En cuál confías más? Seguramente en quien te cae mejor, que será aquél que comparta tus ideas. La confianza es un tema que da para muchas más líneas, pero ya he roto por doble el cuarto mandamiento blogger: “No escribirás posts de más de 6 párrafos!!“, así que lo dejo aquí…