Cambios físicos durante el envejecimiento


Los cambios físicos durante el envejecimiento son la consecuencia lógica de vivir, ya que el hecho mismo de vivir lleva intrínseco el efecto de envejecer. 

Prolongar la apariencia juvenil ha sido una de las principales preocupaciones de la mujer en todos los tiempos, aunque actualmente sea más acusada. Por eso cuando hablamos de belleza, debemos hacerlo también de envejecimiento ya que el envejecimiento corporal, que es derivado directamente de una progresiva disminución de la actividad celular, es un proceso que, aunque nos duela, no puede detenerse. Así si queremos poner en marcha un plan que permita en nuestra vida mantener un aspecto lo más juvenil posible y alejado de los efectos del paso de los años, es importante que conozcamos que cambios iremos experimentando según transcurra nuestra vida. 

De esta forma podremos atacar y prevenir, en cada momento, aquellos cambios que se irán produciendo en nuestro organismo. Durante la etapa de crecimiento nuestro organismo se va moldeando hasta alcanzar la madurez. Se trata de una evolución que, año tras año, nos va dejando su huella.

Los cambios físicos durante el envejecimiento comienzan a notarse a partir de los 30 años. Existe un primer periodo, entre los 15 y los 25 años en el que transcurre el periodo de la auténtica juventud. A partid de aquí comienzan a producirse cambios físicos, emocionales e intelectuales. 

A partir de los 30 años, como decíamos, comienzan a aparecer los primeros signos del envejecimiento y estos primeros síntomas se asocian a la acción de la gravedad. Los párpados superiores comienzan a tapar la linea que los separa de los párpados y se marca el surco de los párpados inferiores. 

Llegados a la década de los 40 años, los cambios físicos durante el envejecimiento comienzan a notarse en las grietas de entrecejo y la frente, así como en un exceso de piel en el párpado superior. También es a partir de este momento cuando aparecen las temidas patas de gallo. Además en el periodo que oscila entre los 40 y los 50 años, los surcos nasolabiales se profundizan aun más, acentuando un proceso que comenzó a partir de los 30 años, y comienzan a vislumbrarse las ondulaciones en el perfil mandibular. 

Entre los 50 y los 60 años las arrugas frontales y del entrecejo permanecen inalterables. En el párpado superior la piel se situa por encima de las pestañas. El descenso que experimenta el extremo del ojo, favorece que se marquen aun más las patas de gallo. También durante estos diez años se experimientará un descenso en la punta nasal y la comisura de los labios, aparecerán grietas verticales en los mismos y se formarán bridas tanto en el submentón como en el cuello. 

Los cambios físicos durante el envejecimiento se hacen más profundos a partir de los 60 años, momento en que las arrugas se acentuan y se unen entre sí. Los ojos disminuyen debido al exceso de piel de los párpados y al descenso de las cejas. Por último en la última etapa de la vida la nariz y el labio superior caen de forma notable y el menor grosor de la piel así como la ausencia de tejido graso, inciden en la profundización de los surcos nasolabiales y de la comisura de los labios.