Que levante la mano quien haya visto este huevo rosa y no se haya preguntado cómo narices se usa para maquillarnos. Es lo que piensa todo el mundo la primera vez que lo ve, pero su funcionamiento es sencillísimo, y los efectos bastante buenos.
Se trata de una especie de pelota de látex, con forma de huevo y color fundamentalmente rosa (también lo hay de otros colores)
Para usarlo tenéis que mojarlo primero, y lo ideal es meterlo en un bol con agua sin miedo. El huevo flotará pero irá absorbiendo agua poco a poco, hasta quedarse, tras unos dos minutos, perfecto para usarlo.
Lo sacas y lo escurres bien con una mano y ya está preparado: si usas base fluida pon un poco en el dorso de la mano e impregnar el huevo con toquecitos. También con toquecitos se va aplicando sobre la cara y deja un acabado yo diría que más luminoso y sutil que la brocha mofeta.
Se puede usar también con polvos de todo tipo: sueltos, compactos, colorete...Yo sólo lo he usado con los sueltos matificantes y con el blush, y se aplica de la misma manera. Se toma el producto con toques pequeños y se aplica con los mismos toques, suavemente.
El látex permite una suavidad tremenda al aplicarlo, aunque al principio os resultará rara la sensación. Para pasar de un producto a otro se lava bajo el grifo para que se le vayan las manchas de maquillaje que tenga, se escurre bien y se puede usar inmediatamente. Lo que más me ha gustado ha sido el pico del huevo, que es ideal para aplicar el antiojeras y los correctores de colores.
Además permite deshacer errores en el maquillaje de los ojos, polvos que quedan fuera del párpado o incluso manchas del rimmel en las ojeras.