En muy poquitos días habremos entrado en diciembre, lo que querrá decir que el invierno está muy cerca. A pesar de que ya hemos podido comprobar cómo han bajado las temperaturas, lo peor en cuanto al frío aún estar por venir, por lo que hay que estar bien preparado.
Sin embargo, más allá de lo que muchos piensan, no solo debemos tener un buen sistema de calefacción y ropa que nos cubra el cuerpo, cabeza, manos y pies. Igual o más importante que estos aspectos es mejorar las defensas y mantener el calor corporal. ¿Cómo podemos conseguirlo? Está claro: con una correcta alimentación. Así que si quieres conocer cuáles son los mejores alimentos para combatir el frío, no pierdas detalle de lo que vamos a contarte a continuación. Dieta rica en nutrientes
En primer lugar, es importante que sepas que una dieta caliente y rica en nutrientes es imprescindible para entrar en calor y mantener la temperatura corporal. Esto quiere decir que deberás escoger alimentos reconfortantes, recetas de cuchara ricas en nutrientes y, sobre todo, calientes: potajes, sopas, purés, verduras braseadas, cocidos, cremas…
En este sentido, los caldos son esenciales durante el invierno, ya que ayudan a mantener la temperatura corporal o recuperarla. También ayudan las infusiones basadas en diferentes plantas y las bebidas calientes como café, leche o chocolate caliente. Frutas y verduras Por supuesto, las frutas y las verduras son imprescindibles, ya que son fuente de antioxidantes, vitaminas y minerales.
En cuanto a las frutas, destaca la presencia en vitamina C, que ayuda a reducir los síntomas del resfriado y a prevenirlos. Los kiwis, las naranjas y las mandarinas son las frutas por excelencia del invierno. Respecto a las verduras, destacan las cebollas, acelgas, espárragos, espinacas y zanahorias. Proteínas Por último, es importante hablar de las proteínas, que cumplen funciones muy importantes en el organismo, como el buen funcionamiento del sistema inmunitario.
Destacamos la carne, el pescado, los huevos y los lácteos como el yogur, el queso o la leche, y las proteínas como la soja, las legumbres, el tofu o la quinoa.