La verdadera belleza femenina no se encuentra en los maquillajes y los accesorios, sino en la simpatía que se pueda entregar a los otros. Este es un secreto que toda mujer debería conocer.
Nada embellece más a una persona que sonreír y ofrecer energía positiva a sus semejantes. Por mucho que te esmeres en arreglar tu físico, nada conseguirás si no ofreces una buena actitud.
Lo primero que debes hacer para alcanzar ese estado de belleza interior es tener una vida tan buena como sea posible. Lucha porque cada día de tu existencia sea tan valioso para ti como para que te acuestes sintiéndote satisfecha. Realiza actividades que te agraden, aprende tanto como puedas de cada situación que atravieses, recibe todo el amor que las personas queridas tengan para darte.
Al despertar piensa que la pasión en las cosas que andas necesitando sólo puedes encontrarla tú misma. No lo dejes para mañana; es hora de hacer aquello que siempre quisiste, pues cuando más apasionada seas con las cosas de tu mundo, más iluminada estarás y podrás irradiar esa luz alrededor.
Nada hay más aburrido que la falta de creatividad. Intenta generar ideas o productos por ti misma. Si te gusta el arte, he ahí tu camino; si las ciencias, corre a investigar. En todos los casos, evita ser reproductiva y poco auténtica. Pon tu pedacito en cada obra que realices, tus opiniones, tu estilo, tu modo de ver la realidad, tu estética. Una mujer capaz siempre es fascinante.
La bondad es una parte de nosotras que a veces escondemos por miedo a la fragilidad. Entrega tu humanidad a las personas sin miedos. Las buenas acciones, la nobleza, la compasión, los buenos sentimientos para con los demás no sólo te darán una valoración social adecuada, sino que te harán ser una persona más hermosa, más equilibrada con el universo.
Demás está decir que para vernos bellas por fuera, primero debemos sentirnos bellas por dentro.
Fuente: www.imujer.com