La depilación, independientemente del método que se utilice, suele ser una agresión para la piel, sobre todo para las más sensibles. Hay que mantenerla hidratada siempre, exfoliarla un día antes, usar espumas o lociones suavizantes durante el procedimiento y aplicar después productos que sean refrescantes y calmantes.
Tome nota: un día antes de depilarse, debe darle a su piel una preparación adecuada, exfoliándola para eliminar las células muertas. Pero entre depilación y depilación jamás debe faltar una buena hidratación, porque la piel tiene que estar protegida contra las agresiones, y depilarla suele ser un acto agresivo.
Es cierto que los criterios estéticos más de una vez atentan contra los dictados de la naturaleza, pero aun así, ¿quién se atreve a lucir sin pudor lo que consideramos vellos de más?
Métodos para eliminarlos hay muchos, pero no todos son aptos para cualquier zona corporal. Piernas, axilas, entrepiernas, brazos, rostro y sector superior del labio tienen, por supuesto, requerimientos específicos.
Especialmente delicadas son las axilas y las ingles. El pelo allí se localiza en zonas donde hay importantes grupos ganglionares que es prudente respetar. Los ganglios axilares reciben la evacuación linfática del brazo y de los senos. Los inguinales, la de las piernas, entre otras. Tanto la depilación con cera como el rasurado dejan el folículo piloso abierto y expuesto al ingreso de bacterias y, por ende, de infecciones, foliculitis, forunculosis y vello encarnado. No es que no puedan emplearse ambos sistemas, pero el cuidado tiene que ser óptimo. Quizás, aunque demora y es trabajo que demanda mucha paciencia, el ideal es una buena pinza que arranque el vello de raíz y no provoque tanta irritación.
Lo mismo puede decirse de los vellos que sobran en el rostro y en la zona del labio superior, aunque para estos sectores hay ceras (frías o calientes) especiales. Lo más importante en estos casos es la protección solar de la piel del rostro, porque cualquier agresión que se haga sobre ella, por mínima que sea, facilita la aparición de manchas.
Las piernas son la zona más firme y en la que se puede experimentar la gran diversidad de métodos existentes. Eso, si no existen problemas de várices o irrigación sanguínea, porque ante esos problemas es mejor optar por las maquinillas con hojas, desechables o no.
Las máquinas eléctricas, los depilatorios químicos, las cremas o las ceras (las hay con agentes suavizantes, aloe vera y miel) son aplicables para todo el cuerpo. Siempre la excepción es el rostro, que ojala fuera atendido por un profesional y con un producto probado.
El láser también tiene aplicaciones en la depilación. El pelo funciona como un pararrayos, captando la energía del láser, la conduce hasta el bulbo y lo elimina. El vello no se elimina totalmente en una sesión, porque el láser actúa sobre el pelo que está en crecimiento. Es prácticamente indoloro y se puede aplicar en cualquier parte del cuerpo. Se diferencia de la depilación definitiva eléctrica porque no necesita utilizar ni agujas ni elementos punzantes.
Luego de la depilación, la piel debe cerrar sus poros y humectarse profundamente. Lociones y cremas frescas son las más aconsejables, porque hidratan y calman posibles irritaciones.
Es cierto que los criterios estéticos más de una vez atentan contra los dictados de la naturaleza, pero aun así, ¿quién se atreve a lucir sin pudor lo que consideramos vellos de más?
Métodos para eliminarlos hay muchos, pero no todos son aptos para cualquier zona corporal. Piernas, axilas, entrepiernas, brazos, rostro y sector superior del labio tienen, por supuesto, requerimientos específicos.
Especialmente delicadas son las axilas y las ingles. El pelo allí se localiza en zonas donde hay importantes grupos ganglionares que es prudente respetar. Los ganglios axilares reciben la evacuación linfática del brazo y de los senos. Los inguinales, la de las piernas, entre otras. Tanto la depilación con cera como el rasurado dejan el folículo piloso abierto y expuesto al ingreso de bacterias y, por ende, de infecciones, foliculitis, forunculosis y vello encarnado. No es que no puedan emplearse ambos sistemas, pero el cuidado tiene que ser óptimo. Quizás, aunque demora y es trabajo que demanda mucha paciencia, el ideal es una buena pinza que arranque el vello de raíz y no provoque tanta irritación.
Lo mismo puede decirse de los vellos que sobran en el rostro y en la zona del labio superior, aunque para estos sectores hay ceras (frías o calientes) especiales. Lo más importante en estos casos es la protección solar de la piel del rostro, porque cualquier agresión que se haga sobre ella, por mínima que sea, facilita la aparición de manchas.
Las piernas son la zona más firme y en la que se puede experimentar la gran diversidad de métodos existentes. Eso, si no existen problemas de várices o irrigación sanguínea, porque ante esos problemas es mejor optar por las maquinillas con hojas, desechables o no.
Las máquinas eléctricas, los depilatorios químicos, las cremas o las ceras (las hay con agentes suavizantes, aloe vera y miel) son aplicables para todo el cuerpo. Siempre la excepción es el rostro, que ojala fuera atendido por un profesional y con un producto probado.
El láser también tiene aplicaciones en la depilación. El pelo funciona como un pararrayos, captando la energía del láser, la conduce hasta el bulbo y lo elimina. El vello no se elimina totalmente en una sesión, porque el láser actúa sobre el pelo que está en crecimiento. Es prácticamente indoloro y se puede aplicar en cualquier parte del cuerpo. Se diferencia de la depilación definitiva eléctrica porque no necesita utilizar ni agujas ni elementos punzantes.
Luego de la depilación, la piel debe cerrar sus poros y humectarse profundamente. Lociones y cremas frescas son las más aconsejables, porque hidratan y calman posibles irritaciones.
Fuente: http://www.tnrelaciones.com/