Unos ojos bien maquillados son el destaque de cualquier maquillaje y favorecen tu aspecto, tanto de día como de noche. Para acertar al 100% tu make-up, es esencial elegir el color y la textura de la sombra, además de las formas de aplicación. Todos estos detalles hacen una enorme diferencia en el resultado final.
Entre tantas opciones de productos de belleza, seguramente ya te deparaste con la duda: ¿Cuál es la sombra más indicada para mí? Conoce las diferencias entre la sombra en polvo, cremosa, líquida o compacta:
Sombra en polvo: de formula ligera, desliza suave por las pálpebras y proporciona una aplicación delicada, con acabado natural. Algunas mujeres sufren con este tipo de sombra ya que algunas partículas acaban cayendo en el ojo y causan irritación. El color es más intenso y es indicada para noche. Es ideal para quien quiere destacar mucho la sombra en el maquillaje.
Sombra cremosa: cremosa, de secado rápido, desliza fácilmente por la pálpebra y tiende a acumularse en los pliegues de la misma. Para evitar el problema, lo mejor es mezclarla con otro tipo de sombra, como en polvo o compacta. Derrite fácilmente y debe ser evitada en los make-ups de larga duración.
Sombra compacta: no esparce tanto como el polvo suelto, pero tiene una acabado más bonito, excelente fijación y no mancha. El color no es tan intenso y deja los ojos con aspecto más natural. Permite la creación de varios efectos.
Sombra líquida: no es indicado para ojos hondos, porque se deposita en las pálpebras. La aplicación debe ser realizada con la punta de los dedos, puedes conseguir un efecto transparente y la mayoría son waterproof.